domingo, 22 de maio de 2011

Los ojos de Julia, película merecedora de reconocimientos

Actualmente, las películas españolas detienen un gran publico en el escenario mundial. Algunas merecen destaque, como "Los ojos de Julia".

Estamos ante un auténtico ‘thriller’ al puro estilo de Alfred Hitchcock, de quien adopta elementos muy válidos para mantener enganchado al espectador durante todo el relato. Los ojos de Julia, nos mantiene en vilo dos horas seguidas, que hacen que se te pasen rápido y no mires qué hora es. Sólo con eso, ya merece el aprobado.

El gran acierto del filme es su protagonista Belén Rueda, quien, a pesar que se nota cierto encasillamiento en su filmografía (El Orfanato, El Mal Ajeno…), es preciso resaltar que esa mirada de susto se está convirtiendo en una marca. Su protagonismo doble (Julia y su hermana Sara) en la película, la hacen merecedora de un aplauso, al lograr muchas veces que los espectadores se pongan con los pelos de punta y se queden con la boca abierta. Su actuación es una demostración de que indiscutiblemente tiene un gran talento interpretativo. Asimismo, Lluís Homar no se queda atrás, quien aprovecha cada plano que le es concedido.

Sin dejar a un lado a su director, Guillem Morales, que, tras El habitante incierto y este filme, ha logrado establecer un sello personal dentro del género de terror. La principal baza de ambas películas, la encontramos en el clima que ha sabido crear, en el que todo está meticulosamente estudiado para inquietar al espectador, para producirle una desesperación incontenible por conocer el final. En pocas cintas la necesidad de resolver el misterio se vuelve tan imprescindible.

La base psicológica en los traumas del antagonista y su heroína, también se debe destacar en Los ojos de Julia. Es muy interesante el juego del director de ceguera-cámara-espectador, logrando que el público también sienta lo que está pasándole a la protagonista, por medio de un sabio uso de la cámara. Así Morales nos da una lección de cómo se puede mostrar una discapacidad de forma asombrosa, y menciono esto último, ya que la ceguera en un tema muy utilizado en el cine de España actual.

En la película también lo acompaña, como productor, Benicio del Toro, quien junto al director han sabido cuidar cada detalle artístico y técnico de la película. El filme tiene su mejor baza, el sonido es espléndido, un trabajo sobresaliente que debería tener una mención en los próximos premios Goya, la fotografía de Oscar Faura tiene momentos muy buenos y la partitura de Fernando Velázquez también consigue una atmósfera muy lograda.

En conclusión, es una buena película. Realización talentosa, intérpretes por encima de la media; tensión, suspenso y entretenimiento conseguidos, y un final airoso. Algunos errores de guión podrían calificarse como graves pero, sopesando pros y contras, la sensación final que queda es bastante satisfactoria.

Guillermo del Toro nos demuestra que tiene buen ojo para elegir a sus discípulos y que su tocayo Morales es un director al que conviene seguir la pista.


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